Durante años, Gregorio Pernía fue el sinónimo del galán colombiano . El hombre de sonrisa amplia y cejas levantadas que parecía haber nacido para las cámaras. En las noches de televisión, su rostro aparecía en novelas que marcaron época — La hija del mariachi , Sin senos no hay paraíso — y más tarde en Master Chef , donde el público descubrió una versión distinta de él: más espontánea, más cercana, más humana . Pero detrás del brillo de los reflectores, Gregorio Pernía también se hizo famoso por algo más terrenal: su encanto , ese aire de conquistador tropical que lo convirtió en uno de los hombres más codiciados de la pantalla .

Hoy, sin embargo, ese personaje pertenece a otra vida. Desde hace más de quince años , Pernía ha bajado el ritmo del set para habit

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