La revolución tecnológica es imparable y el mundo vive un tiempo inédito en el que modelos, ideas y costumbres tradicionales tratan de convivir con realidades que avanzan a tal velocidad que, en ocasiones, se devoran entre ellas. En este punto, la transición hacia la dimensión tecnológica resulta más complicada cuanto más tradicional es el ámbito al que llegan de forma meteórica los nuevos escenarios para instalarse.

Sin duda, uno de los más tradicionales, uno de los negocios más antiguos, es el financiero . La llegada de los neobancos ha supuesto una disrupción que ha contado con una acogida enormemente cálida por parte de los usuarios, especialmente los más jóvenes por su afinidad con las nuevas tecnologías; pero no tanto por la banca tradicional ni por los reguladores , que se

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