Con el uso frecuente, las remeras blancas o de colores claros empiezan a mostrar esas horribles marcas amarillas persistentes que parecen ignorar todos los lavados. Estas manchas, generadas por la combinación del sudor y los químicos del desodorante, arruinan la ropa, obligándonos a dejarla relegada en el fondo del placard.

Existe un truco casero simple, accesible y muy efectivo que promete mejorar por completo la apariencia de tus prendas y te permite decirle adiós a esas marcas para no tener que gastar de más. El secreto reside en la despensa de cualquier argentino: el infalible bicarbonato de sodio.

El bicarbonato de sodio es un verdadero clásico de la limpieza del hogar. No solo es suave con las telas, sino que tiene la capacidad de neutralizar los malos olores y de remover la grasa

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