Mazatepec.- En las callesde la colonia Justo Sierra, en el corazón de Mazatepec, una escena digna de una novela de realismo mágico se desplegó la mañana del martes: una multitud de vecinos, armados sólo con su indignación y solidaridad, formó un escudo humano para proteger a Doña Nicolasa, una mujer de 78 años, de ser arrojada a la calle por su propia sangre. La orden judicial, un frío pedazo de papel que amenazaba con despojarla de la casa donde ha vivido toda su vida, fue promovida por su nieta, quien –según denuncias de los residentes– habría falsificado documentos para apoderarse de la propiedad.
Este no es sólo un conflicto familiar; es un grito de alerta sobre la vulnerabilidad de los adultos mayores en México, donde el despojo se ha convertido en una epidemia silenciosa, alimentada