A pocos días de conocerse el doble femicidio de Córdoba en el que un niño de 5 años quedó huérfano tras el asesinato de su mamá, Luna Giardina, y de su abuela, Mariel Zamudio, el país se pregunta sobre el destino de este niño que quedó sin referentes de apego cercanos y con un progenitor preso y acusado por los femicidios.
P. es uno de los más de 200 niños que suelen quedar en esa situación en el país por año. Madre asesinada, padre preso y tías, abuelas o vecinas que se predisponen a su cuidado.
En general, los días posteriores a un femicidio, cuando las sirenas se apagan y las cámaras se van, empieza otra historia. Una historia que se escribe sin flashes ni titulares: la de los niños que quedaron sin madre, y la de quienes, sin pensarlo, deben rehacer su vida alrededor del cuidado.
Ca