Hasta este miércoles, a eso de las 7:20 de la noche, la Selección Colombia juvenil que jugaba la semifinal del Mundial Sub-20 contra Argentina era el equipo ‘contracultural’ del fútbol nuestro, el equipo de ‘la mentalidad de hierro’ y del trabajo cerebral de los campeones.

Pero todo eso que recitaban los hechiceros del fútbol se acabó a esa hora, a los 27 minutos del segundo tiempo, cuando el argentino Mateo Silvetti, solo con su soledad en las 18, cruzó el 1-0 con el que Argentina le ganó el partido, la sacó de la final y la mandó a jugar el sábado, contra Francia, por el tercer puesto de consolación.

Colombia perdió el partido por fútbol y en fútbol, y no porque en un tronar de dedos mágicamente ya no tuvo más mentalidad o carácter o recitó mal el “expecto patronum” de Harry Potter o e

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