Para muchas mujeres, recibir un diagnóstico de endometriosis supone el final de un auténtico calvario diagnóstico que puede prolongarse entre siete y diez años. Una década de incertidumbre, dolor y visitas médicas que, hasta ahora, culminaba de forma ineludible en un quirófano. La única manera de confirmar la enfermedad era mediante una laparoscopia, una intervención quirúrgica invasiva que añadía una carga física y emocional considerable a un proceso ya de por sí extenuante.
Frente a este panorama, un avance científico promete cambiar las reglas del juego de forma radical. Se trata de un nuevo método molecular que elimina por completo la cirugía como paso necesario para la confirmación. La innovación se basa en algo tan sencillo como un análisis de sangre menstrual, una muestra bioló