Entre la devoción y el delirio, el mundo celebra cada año fiestas donde la tradición roza la locura. En distintos rincones del planeta, la fe y el orgullo por la identidad de los pueblos dan vida a rituales, a veces de raíces medievales, que desafían el sentido común: correr por una calle con la cornamenta de un toro a centímetros de la espalda, lanzarse por colinas empinadas y llenas de barro detrás de un queso rodante, ser un jinete sin montura en un circuito de curvas cerradas o desatar una guerra de cohetes caseros entre iglesias. Estas celebraciones que perduran en el tiempo, con un origen religioso o nacidas como un acto de rebeldía , continúan convocando multitudes por sus riesgos y no a pesar de ello. Porque, para muchos pueblos, el peligro latente es una parte esencial de

See Full Page