La presidenta Sheinbaum ha hecho obvios sus esfuerzos por imprimir un sello propio en el manejo de los múltiples problemas a los que se enfrenta.

Lo ha hecho en materia de seguridad pública, olvidándose de la política de “abrazos, no balazos”. También lo hizo estando presente en la zona devastada por las lluvias en la Huasteca mexicana.

Sin embargo, en esa guerra intestina de Morena y en la 4T, hay figuras que no abonan en su intención: una de ellas es su coordinador de asesores Jesús Ramírez Cuevas, quien se ha convertido en un nuevo riesgo para la de por sí complicada relación entre México y Estados Unidos.

Al exvocero presidencial ya lo ubican como parte del eje articulador de expresiones callejeras recientes en nuestro país, por sus presuntos vínculos con plataformas políticas y soc

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