Madrid no deja de reinventarse. Cada mes abre un nuevo restaurante, un local curioso o una coctelería con alma, pero pocos logran captar tan bien el espíritu de la ciudad como Snake Bar, el nuevo espacio que acaba de inaugurar GLH Singular Restaurants en la calle Marqués de la Ensenada, 16 . Situado en pleno barrio de Justicia este lugar ha despertado la curiosidad de los madrileños más sibaritas y también, los más pijos no se resisten a visitarla.

La idea es clara: recuperar la esencia de la sobremesa y convertirla en una experiencia en sí misma. Snake Bar abre a las cinco de la tarde y propone algo más que un cóctel bien preparado ; busca ese punto intermedio entre el café de media tarde y la primera copa de la noche, con una atmósfera que se transforma lentamente mientras cae el sol. Todo con una estética que rinde homenaje a los años 70, 80 y 90 , tres décadas que definieron buena parte de nuestra cultura pop . Pero no se trata de un ejercicio de nostalgia. La propuesta de esta nueva coctelería en Madrid, combina lo retro con lo actual , y esa sensación de que todo puede pasar si la noche se alarga lo suficiente. Es, en definitiva, un lugar que convierte el simple hecho de tomar una copa en una experiencia completa.

La nueva coctelería en pleno centro de Madrid donde van los más pijos

Entrar en Snake Bar es como cruzar un portal al pasado, pero sin perder el pulso del presente. Las luces, los materiales y la música crean un ambiente que te envuelve, y que celebra las tres décadas más vibrantes de la cultura pop. Desde los vinilos que decoran las paredes hasta los neones de aire ochentero, cada detalle está pensado para que se evoquen los recuerdos y se despierten las sensaciones.

El espacio tiene capacidad para 100 personas y está diseñado para acoger tanto veladas informales como eventos privados. La coctelería se convierte así en un escenario polivalente, en el que lo social y lo estético van de la mano. Y si algo define a Snake es esa mezcla de sofisticación y desenfado que tanto atrae al público del centro: desde ejecutivos a parejas que buscan un plan perfecto, y también, jóvenes creativos que buscan un rincón distinto para empezar la noche.

Una carta líquida que se bebe como una playlist

La carta de cócteles es uno de los grandes pilares de Snake Bar. Concebida como una lista de reproducción líquida, cada bebida toma el nombre de una canción mítica y la reinterpreta a su manera. Aquí, beber un cóctel es casi como escuchar un himno de juventud, con matices, ritmo y una pizca de emoción.

Entre las propuestas destaca Eye of the Tiger, un cóctel potente con ginebra y manzanilla infusionada, que sorprende con un toque salado de gilda. Corazón Partío, por su parte, mezcla cachaça, Pedro Ximénez y frutas tropicales, pensada para brindar en grupo y cantar sin pudor. También está Let it Be, una versión muy particular del Old Fashioned, preparado con bourbon infusionado con croissant y azúcar, que reposa más de treinta horas antes de servirse.

La carta continúa con otros nombres reconocibles ( Like a Virgin, Baby One More Time, Wonderwall ) y combina creatividad, técnica y guiños emocionales. Junto a ellos, los grandes clásicos como el Dry Martini o el Daiquiri se mantienen presentes, respetando la tradición con precisión milimétrica. Incluso los cócteles sin alcohol tienen protagonismo propio, elaborados con el mismo mimo que los demás.

 

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Tapas para compartir y una cocina con carácter

Más allá de los cócteles, Snake Bar ofrece una carta gastronómica pensada para acompañar sin restar protagonismo a las bebidas. Pequeños platos que mezclan lo local y lo internacional con un punto gamberro y elegante al mismo tiempo.

Entre las opciones más celebradas están las ostras francesas con aderezo Bloody Mary, el steak tartar coronado con una gilda, el guacamole con chicharrones crujientes, la pizza de salami picante o la hamburguesa smash con queso fundido. Pero si hay un plato que se lleva todos los aplausos es el pollo gallego de corral frito, convertido en una de las especialidades de la casa, acompañado de guarniciones propias como el Mac & Roq o las patatas crujientes con salsas caseras.

Para el final, los postres mantienen el nivel: tarta de queso cremosa, gofres con chocolate caliente y helado de vainilla o creaciones de temporada que cambian según la inspiración del chef. En conjunto, es una propuesta gastronómica pensada para compartir, disfrutar sin prisas y dejarse llevar por la conversación.

Sala secreta y Cobra Jam

El diseño de Snake Bar juega un papel fundamental en su identidad. No busca imitar una época, sino reinterpretarla. La iluminación tenue, los brillos metálicos y las referencias visuales a la cultura pop conforman un escenario magnético donde todo parece pensado para que el tiempo pase sin que nos demos cuenta.

Pero el verdadero secreto se esconde tras los pasillos de la cocina, donde hay una sala privada clandestina reservada para quienes buscan algo más íntimo. Es un espacio pensado para pequeños grupos, con un ambiente envolvente, ideal para celebraciones o eventos discretos. Esa sensación de exclusividad es también, parte del encanto del lugar.

Y por otro lado, uno de los atractivos más originales de Snake Bar llega cada miércoles con Cobra Jam, una sesión improvisada que mezcla DJ, vocalistas y músicos en directo. Pero todo ello sin repertorio fijo ni repeticiones haciendo que cada noche sea única, y creando una atmósfera experimental que convierte el local en un auténtico laboratorio de sonido, un espacio vivo que refuerza su identidad y su espíritu lúdico.

Con Snake Bar, el grupo GLH Singular Restaurants amplía su universo creativo y confirma su capacidad para convertir cada proyecto en una experiencia sensorial. Lo que empezó como una simple coctelería se ha transformado en un punto de encuentro donde la cultura pop, la gastronomía y la música se entrelazan con naturalidad.