En un conocido restaurante de la ciudad, se avistó juntos a Pepe Jordan y al expresidente del PAN estatal, Diaz Negrete, generando especulaciones sobre el verdadero propósito de su encuentro. ¿Estaban cerrando negocios extraños o simplemente compartiendo un desayuno cordial? La segunda opción parece descartada de plano, pues en las altas esferas del poder no hay espacio para tertulias inocentes; las responsabilidades son demasiado grandes y cada reunión conlleva agenda oculta. La duda persiste, especialmente porque fuentes cercanas indican que tocaron temas delicados, de esos que no se ventilan fácilmente en público, dejando un velo de misterio sobre posibles alianzas o tratos bajo la mesa.

Por lo pronto, Marco Bonilla debería abrir bien los ojos y escrutar a quienes lo rodean, todo por p

See Full Page