Vivir en una gran ciudad con perro puede convertirse en una auténtica carrera de obstáculos. Entre el trabajo, las tareas domésticas y las obligaciones familiares, muchas veces el tiempo para atender las necesidades de nuestros compañeros de cuatro patas se reduce al mínimo.

En ese contexto nacieron los pipicanes, esos recintos urbanos pensados para que los perros corran, socialicen y hagan sus necesidades. Sin embargo, lo que empezó como una solución práctica se ha convertido, según algunos expertos, en un arma de doble filo.

"La aparición de los pipicanes fue una buena idea al principio, ya que siempre ha habido una carencia de parques para perros en las grandes ciudades", explica Maky Benito, educadora canina y directora de Dog Care, un centro especializado en guardería y educación ca

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