En la Argentina de hoy, hablar de reforma previsional no es un lujo: es una necesidad impostergable . El sistema jubilatorio, tal como está, se encuentra al borde del colapso. Un modelo que en su origen fue solidario hoy sufre un grave desbalance entre aportantes y beneficiarios , producto de décadas de populismo previsional y decisiones cortoplacistas que ampliaron derechos sin garantizar su financiamiento.
Según estudios especializados [1] , la relación entre el número de aportantes al sistema jubilatorio (activos), y la cantidad de jubilados (pasivos) es actualmente cercana al 1,5, muy por debajo de los 3 a 4 trabajadores activos por pasivo que se necesitan para asegurar su sostenibilidad en el largo plazo.
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