Durante una mañana llena de emociones y recuerdos, Irma celebró sus 107 años rodeada de afecto, flores y una torta con una sola vela azul , símbolo de su amor eterno por Gimnasia y Esgrima La Plata. En la residencia donde vive, familiares, amigos y el personal del lugar le organizaron un festejo íntimo pero cargado de ternura, donde no faltaron las anécdotas y las risas.
Nacida en 1918, Irma fue testigo de más de un siglo de historia , atravesando guerras, crisis, cambios sociales y tecnológicos que transformaron el mundo. Sin embargo, hay algo que nunca cambió: su pasión por el Lobo. Cada domingo, cuando juega Gimnasia, sigue los partidos por radio o televisión, y todavía recuerda los equipos de otras épocas con una memoria envidiable.
“Yo fui ama de casa toda la vida, soy hincha