Once al mediodía: un torbellino de comercio
Caminar por Once al mediodía es meterse en un torbellino de comercio bajo un sol que brilla en tiras LED de colores, fundas para celulares con cristales que destellan y carteras de Shein apiladas como sueños al alcance. En un local lleno de cargadores inalámbricos, vapers de sabores raros y kits de manicura LED, Li Wei, fujianés de 52 años con mirada endurecida por décadas de envíos descargados, ordena cajas con precisión milimétrica. "Llegué en el '98, cuando el dólar era una guía y Argentina, un refugio. ¿Qué será de nosotros si nos obligan a elegir bando?" , dice con voz serena. No habla de rumores barriales -esas quejas sobre "precios chinos" que la Defensoría de la Ciudad registra como esporádicas-, sino de un miedo más profundo: uno que