El gobierno de Donald Trump marcó un punto de quiebre en el orden económico multilateral al imponer aranceles y restricciones comerciales arbitrarias a nivel global, debilitando la estructura que regulaba el comercio internacional desde la Segunda Guerra Mundial. Esta postura unilateral, impulsada bajo el lema de «América Primero», ha dejado a los países en desarrollo sin mecanismos de defensa ante la imposición de normas comerciales por parte de Estados Unidos.

La administración Trump buscó convertirse en árbitro supremo del comercio global, desplazando los procesos multilaterales de resolución de disputas —como los de la OMC— por mecanismos bilaterales bajo su control. Esto quedó evidenciado en declaraciones de su representante comercial, Jamieson Greer, quien abogó por la imposición rá

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