Autoras y cineastas coinciden en recrear la vida en clausura y colocar a monjas en el centro de sus relatos, que hablan de mujeres olvidadas y un anhelo de trascendencia
A todo escritor de novela negra se le presupone un olfato fino para descubrir patrones, y el de Susana Martín Gijón (Sevilla, 1981) enseguida detectó uno que atraviesa los libros policiales que devora: casi siempre, el muerto es una mujer. “Además, muchas veces se la encuentra en posiciones o situaciones denigrantes, también por supuesto violada...”, agrega la autora, apurada tras haber tenido que navegar en taxi uno de los cada vez más habituales atascos de Madrid para llegar a la entrevista en la sede de su editorial. En un acto de reivindicación, su nueva novela, la recién publicada La Capitana (Alfaguara), abre el