Acaso habría que remontarnos a “Oleanna”, de David Mamet, para que los abusos (sexuales, de poder) en el mundo académico tuvieran el peso moral que gravita sobre “Caza de brujas”, aunque el título del filme de Guadagnino nos sugiere que, en este caso, el asunto tiene connotaciones mccarthystas, o lo que es lo mismo, aborda directamente la cultura de la cancelación. La sorpresa de esta “Tar” de serie B es que no responde exactamente a lo que cabría esperar de la agenda feminista de la era post-MeToo. Cuando Guadagnino decide que los créditos de la película aparezcan con la tipografía que Woody Allen lleva utilizando en toda su filmografía, está haciendo toda una declaración de principios, teniendo en cuenta que el cineasta neoyorquino sigue siendo un innombrable, una patata caliente que b

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