Una de las cosas que Ana guarda con más cariño en su casa son unos zapatos negros. "Me han acompañado por la mayoría todo Madrid: Chueca, Serrano...", explica. "Fue una de las pocas cosas que pude guardar cuando estuve en la calle", recuerda, algo conmovida.
Ana acabó sin techo a los 30 años, tras ser víctima de violencia de género . Su primer marido, el padre de su hijo, la maltrataba. Tuvo que sobrevivir en una pequeña chabola en un parque de Madrid y dejar al niño con su familia. Años más tarde, Ana pudo reponerse y salió de la situación de sinhogarismo junto al padre de su otra hija.
Sin embargo, esta nueva pareja también la maltrató. Y esta vez, Ana, además de quedarse sin techo de nuevo, se vio obligada a dejar a su hija con los servicios sociales y enfrentarse a un tortuoso proce