El acto de vestirse como transformación en otro que queremos interpretar y vivir. El disfraz es el ejemplo más claro de convertirse en otro mediante la atribución o asunción de sus cualidades físicas. Ponerse un sombrero, una máscara o un bigote, y trasladarse a los lugares a los que esa nueva persona iría. Por eso, las prendas eróticas juegan una función más compleja que la exclusiva decoración de las pieles, no son una prenda funcional y van más allá de las tendencias , tienen la capacidad de empoderar y de erotizar.
Si exploramos más allá, los tejidos que se utilizan en la lencería ; seda, satén, cuero, látex…producen impresiones en la piel cuando son vestidas. La seda acaricia, da sensación de ligereza, de libertad, de semidesnudez. El cuero, marca. Limita, ciñe, ensalza… su