El Congreso de la lengua Española (CILE) celebrado en Arequipa se cerró este viernes tal y como empezó. Mal. Con los puentes rotos entre la Real Academia Española (RAE) y el Instituto Cervantes, sus principales organizadores, y un abismo que se agranda entre sus máximos responsables: Santiago Muñoz Machado y Luis García Montero . Ambos coincidieron en varios actos con gesto adusto, mantenido la distancia y sin cruzar palabra. Ninguno asistió a la ceremonia de clausura en el Teatro Municipal. La fiesta del español tenía más aire de funeral.

En medio del duelo que se vivía en la volcánica ciudad andina, el rey Felipe VI apeló a la concordia en un congreso de la discordia en el que el único consenso lo generó la grandeza del homenajeado Mario Vargas Llosa, Nobel de Literatura arequipeño

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