Cuando la Policía Nacional entra en la nave de una empresa cárnica investigada en Leganés (Madrid), descubre 30 kilos de Rualaix, un material de construcción que, según el testimonio de un trabajador, se echaba a la carne en descomposición para mejorar su apariencia.

Según la investigación, el producto se adquiría en establecimientos cercanos. Equipo de Investigación acude a una tienda donde se venden pinturas y habla con el vendedor, que explica para qué sirve el Rualaix: "Para cubrir el gotelé. Es un producto que viene en polvo. Es inoloro, no tiene un olor especial". Y, al preguntarle si se le puede echar a un alimento, el vendedor muestra su asombro: "¿Carne con esto? Es un producto que no es apto para el consumo" .

El Rualaix es un material prohibido en contacto con la piel

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