Lo increíble de la política española no es que Pedro Sánchez haga pinza con Santiago Abascal y ponga trampas a Feijóo. Lo espectacularmente increíble es que Feijóo caiga en ellas una vez tras otra.
Y suele caer por una combinación tóxica entre su temor a la competencia electoral de Vox y su propio liderazgo inseguro en el PP. La pugna con la ultraderecha por los sectores más conservadores del electorado le lleva a descuidar a los centristas y liberales, que son mayoritarios y decisivos. Nadie cree –ni siquiera Sánchez, que lo insinúa a través del CIS porque es lo que le conviene– que Abascal vaya a darle el sorpasso a Feijóo, pero éste actúa como si el peligro fuera real e inminente. Marcar distancias con Vox, como hizo Moreno Bonilla, es lo único que le conviene, no aproximarse a sus pos