Filólogos, académicos y escritores analizan el estado de salud del castellano en Estados Unidos ante la amenaza de las agresivas políticas de “solo en inglés” del presidente republicano

En el sur de Florida se está empezando a escuchar un nuevo dialecto. Una jerga que suena a inglés, pero que incorpora giros sintácticos y traducciones literales del español. Es una especie de spanglish pero al revés, que para decir “pon la luz” dice “put the light”, o para bajarse del coche, “get down the car”. Los filólogos llevan tiempo siguiendo con fascinación la pista a esta nueva criatura, nacida de la riqueza e inevitable contaminación idiomática en una de las zonas con más presencia de hispanohablantes de Estados Unidos. Pero el entusiasmo de los lingüistas no lo comparte tanto el Gobierno de Don

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