Víctor Manuel Mendiola Ciudad de México / 17.10.2025 22:17:06

Le asombraba mirar a la mujer

en la pantalla, haciendo extraños gestos

bizcos, mientras tres hombres, superpuestos,

la penetraban sin dejar de hender

todas sus aberturas.

Los apuestos

jóvenes, duros, llenos de poder,

improvisaban la emoción de ser

incansables, feroces y dispuestos

a la más arriesgada fantasía.

Ella, la actriz del porno, se torcía

crucificada como un Sebastián

en el instante prófugo en que están

todas las flechas en los orificios

y son raros negocios

los suplicios.

AQ / MCB Víctor Manuel Mendiola Ciudad de México / 17.10.2025 22:17:06

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