Cuando se votó, muchos querían que se revirtiera el caos circulatorio que originó Grezzi, pero lejos de eso, se ha continuado con su satánica obra.
Es horrible circular por Valencia. Atascos, lentitud e infinidad de obstáculos, gente en bici fuera de sus carriles y gente en patinete por todas partes. Calles y avenidas obstruidas por carriles bus y carriles bici.
El sistema circulatorio de Valencia padece de un “eco colesterol” que más pronto que tarde, hará que la ciudad sufra un infarto. Y para rematar, un último ataque a la ciudadanía que paga impuestos y trabaja. Un misil a la línea de flotación (uno más) de la economía valenciana. Ahora nos salen con la estupidez de las zonas de bajas emisiones.
No vaya usted a pensar que están pensando en su salud o en su bienestar, ¡ni mucho menos