Los habitantes de las islas pequeñas viven condicionados por un equilibrio frágil que se mantiene bajo tierra. Su abastecimiento de agua dulce procede casi siempre de reservas subterráneas que dependen de la lluvia y del grosor de las dunas o suelos arenosos que la retienen. Esta dependencia convierte cualquier alteración del nivel del mar o de las tormentas en una amenaza inmediata .

Los científicos que estudian la gestión hídrica en entornos aislados advierten que el cambio climático está reduciendo el margen de seguridad de estos ecosistemas, un proceso que se hace evidente en el Atlántico norte y que se manifiesta de forma clara en una isla remota de Canadá .

Un estudio canadiense revela un deterioro alarmante en las aguas subterráneas de Sable Island

Un equipo de la Universidad de Dalhousie ha analizado la evolución del agua subterránea en Sable Island, una franja de arena situada frente a las costas del país, y ha comprobado que su calidad se deteriora con rapidez . La investigación, publicada en la revista Advancing Earth and Space Sciences , comparó registros actuales con datos de los años 70 y constató un aumento considerable de la salinidad.

La autora principal, la investigadora Julia Cantelon , explicó que el seguimiento histórico de la isla ofrece una oportunidad excepcional para estudiar la relación entre las reservas de agua dulce y los cambios en la forma de las dunas . Esa relación, añadió, revela hasta qué punto los procesos costeros determinan la viabilidad del ecosistema .

Las tormentas están transformando el subsuelo y reduciendo las reservas dulces de Sable Island

El acuífero de Sable actúa como un depósito natural que alimenta los estanques interiores donde se refugian aves marinas y caballos salvajes. Los datos recogidos en los últimos cuatro años muestran que los temporales repetidos han desplazado hacia el interior el límite del agua salada, reduciendo la extensión del llamado “ ente de agua dulce .

Cada vez que el oleaje inunda las playas, el agua marina se filtra hacia el subsuelo y eleva la salinidad de la capa freática. Las lluvias ayudan a arrastrar parte del exceso de sal, pero el ritmo de recuperación es demasiado lento para compensar la frecuencia de los episodios de tormenta. Según Cantelon, los grandes eventos meteorológicos modifican con rapidez la topografía de la isla y afectan sus recursos hídricos.

Esa alteración constante se traduce en una erosión progresiva de las dunas que antes actuaban como barrera protectora . El ecólogo de Sable Island, Dan Kehler, afirmó que las investigaciones hidrológicas iniciadas en los 70 siguen mostrando cómo los procesos costeros influyen de manera decisiva en la dinámica del agua. Explicó que el estudio confirma la importancia de mantener una vigilancia continua sobre este entorno cambiante, donde el mar y el viento transforman el terreno cada año. Los investigadores subrayan que la pérdida de agua dulce en Sable tiene valor más allá del caso concreto porque refleja un patrón global .

Otras islas del mundo, incluidas las españolas, repiten el mismo patrón de degradación de sus acuíferos

En el océano Pacífico, los atoles de Kiribati y Tuvalu afrontan un deterioro parecido. Sus acuíferos superficiales se están contaminando por la entrada de agua salada desde capas inferiores. Ingenieros han probado sistemas de drenaje mediante tuberías perforadas que permiten extraer el agua con suavidad antes de que se salinice, aunque se trata de soluciones costosas y de eficacia limitada.

En el Caribe, los científicos que trabajan en la isla de Gran Bahama han detectado una reducción acusada del volumen de su reserva subterránea principal . Los modelos que elaboran prevén que, si la lluvia no aumenta, la intrusión salina convertirá buena parte de esa agua en inutilizable en pocas décadas.

También se ha detectado el mismo fenómeno en las Baleares y las Canarias

También en España se observan señales parecidas. En las Baleares y en Canarias , varios estudios han detectado un aumento de la salinidad en los acuíferos costeros y un descenso de la calidad del agua subterránea , provocado por la sobreexplotación y la presión del mar. Aunque no alcanzan la gravedad de los casos del Pacífico o el Caribe, muestran que las islas del Mediterráneo y del Atlántico oriental afrontan un problema que avanza con el mismo patrón.

Los ejemplos de estas regiones, junto al caso de Sable Island, evidencian que los procesos de erosión y ascenso del nivel del mar están modificando el equilibrio de los acuíferos insulares . La pérdida de reservas dulces compromete no solo la fauna y la flora, sino también la habitabilidad de muchas islas habitadas.

Los especialistas de Dalhousie insisten en la necesidad de crear programas amplios de cartografía y seguimiento de aguas costeras para anticipar los efectos del cambio climático. Lo que ocurre bajo las dunas canadienses, invisibles al paso de los vientos del Atlántico, resume la situación de numerosos territorios rodeados por el mar, donde el agua dulce se convierte cada vez más en un recurso frágil y disputado.