Botellas, neumáticos de buques, microplásticos de todos los colores y hasta un carrito del supermercado. Todo ello aderezado con cantidades ingentes de arena volcánica de un color negro intenso. Tras medio siglo soterrad o bajo el hormigón y el asfalto, el Guiniguada ha ido acumulando basura y restos en su lecho . Fruto del flujo de las mareas, las escorrentías o el vandalismo. Concretamente, los técnicos de Emalsa han retirado en los últimos meses 3.400 toneladas de residuos del interior de las bóvedas que encauzan el barranco entre el Rectorado de la ULPGC y su desembocadura.
Introducirse en las entrañas del Guiniguada, en Las Palmas de Gran Canaria , significa hacer un viaje a las profundidades. Un lugar oscuro, donde reina la humedad y el sonido del mar se va introduciendo p