"Me gusta ser una zorra, cabrón", fue una de las frases de 1983, primer año completo del felipismo, tiempo de reformas, reconversiones y convergencias para entrar en el llamado aún Mercado Común. En aquella España los políticos se bregaban en el Congreso y los periodistas, en la calle y en las redacciones. No existía ni por asomo la intoxicación perpetua de hoy de pontífices televisivos a todas horas, sufragados por las fuerzas políticas de turno. El PSOE de Felipe González gobernanba con sus 10 millones de votos y su promesa de 800.000 puestos de trabajo, la cantinela española de los años 80. El felipismo quería tener controlada la pantalla (como harían todos los partidos con las cadenas públicas a su alcance) y paró las licencias de cadenas privadas hasta que en Europa se pusieron cans
Carlos Tena y la 'Zorra' de Las Vulpes que originó el primer escándalo de la TVE de Felipe González

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