En pleno Valle del Pas , una de las zonas más emblemáticas y auténticas de Cantabria, se encuentra Cabañas de Pax , un alojamiento rural que representa una nueva forma de entender el turismo en la región: respetuoso con el entorno, sostenible y fiel a las raíces pasiegas.

A primera vista, parece un rincón más de los muchos que salpican el paisaje del interior cántabro. Pero detrás de estas construcciones de piedra y madera hay una historia de compromiso con el territorio, de apuesta por la calma y de recuperación de la esencia rural. Impulsadas por la familia Botín , las cabañas no pretenden ser un refugio de lujo, sino una forma distinta de entender el descanso: pausado, consciente y en sintonía con la naturaleza.

Tradición y diseño: el equilibrio entre pasado y presente

El conjunto se compone de tres alojamientos — Arce, Espino y Serbal — que conservan la estética de las antiguas cabañas pasiegas, pero adaptadas a las necesidades actuales. Se restauraron utilizando materiales autóctonos —piedra local, madera sin tratar y tejados de lastra— y un interiorismo que apuesta por lo natural: suelos de roble, textiles de lino y lana, y muebles elaborados por artesanos de la zona.

La filosofía del proyecto es sencilla: mantener viva la identidad pasiega sin renunciar al confort . En un tiempo en el que la inmediatez y la prisa parecen dominarlo todo, las Cabañas de Pax invitan a detenerse. No hay grandes lujos, pero sí una atmósfera serena que convierte cada estancia en un refugio para desconectar del ruido y reconectar con el entorno.

Las cabañas funcionan con energías renovables y sistemas de eficiencia energética, reforzando su compromiso con la sostenibilidad. Además, se han cuidado detalles como la reducción de residuos, la gestión responsable del agua y la eliminación de contaminación lumínica, lo que permite disfrutar de un cielo estrellado pocas veces visible en otros lugares.

De la tierra al plato: cocina con alma cántabra

Si algo distingue a este proyecto, además del entorno, es su vinculación con la gastronomía local. Las Cabañas de Pax disponen de un huerto ecológico propio , un gallinero con gallinas pedresas —raza autóctona— y un pequeño rebaño de ovejas carranzanas , especie en peligro de extinción. De ellos nacen los ingredientes que llenan la despensa de la finca y que se transforman, gracias a la cocinera, en recetas tradicionales montañesas.

El cocido pasiego , el cordero lechal al horno o los quesos artesanos son algunos de los platos que se pueden degustar en el comedor principal o, cuando el tiempo lo permite, al aire libre, con el murmullo del río Pas de fondo. Aquí no hay menús extensos ni cocina de autor: hay productos frescos, de temporada y con una historia detrás.

El paisaje como protagonista

El entorno que rodea las Cabañas de Pax es parte fundamental de la experiencia. Los visitantes pueden recorrer los senderos que conectan las cabañas pasiegas tradicionales , caminar entre prados y hayas o acercarse a algunos de los enclaves naturales y culturales más destacados del sur de Cantabria.

A pocos minutos se encuentra el pueblo de Vega de Pas , con su inconfundible arquitectura rural y su Museo de las Tres Villas Pasiegas, donde se explica la historia y el modo de vida de estos valles. A menos de una hora, la Cueva del Soplao , el Parque de la Naturaleza de Cabárceno o el balneario de Puente Viesgo completan un recorrido que combina naturaleza, patrimonio y descanso.

La ubicación —a poco más de una hora de Santander y menos de dos de Bilbao — permite también planificar escapadas cortas o fines de semana de desconexión. Pero la mayoría de quienes llegan hasta aquí coinciden en lo mismo: cuesta marcharse.

Cabañas de Pax no es un resort ni un hotel convencional. Es una apuesta por otro tipo de turismo, más tranquilo, más local y más humano. Un lugar donde el descanso no se mide en estrellas, sino en sensaciones: el olor a leña, el sonido del río, la niebla que baja por las montañas al atardecer.

En un momento en el que el turismo tiende a la masificación, espacios como este demuestran que Cantabria sigue siendo un destino donde la calma es posible , donde la hospitalidad y la naturaleza siguen marcando el ritmo.