Guillermina Ayala Ciudad de México. / 17.10.2025 12:07:00
A los 14 años, Sofía dejó de ir a las clases de educación física. Al principio dijo que eran los cólicos , luego el cansancio; más tarde, simplemente no tuvo ganas. Pasaba las tardes viendo series y comiendo galletas mientras hacía la tarea.
Un día, su mamá notó que tenía la piel del cuello más oscura y una sed constante. Algunas semanas después l legó el diagnóstico: diabetes tipo 2.
“Pensaba que eso le daba a los adultos, no a los niños” , cuenta su madre, aún sorprendida. “Me dijeron que ya no podía comer dulces, que debía caminar todos los días. No sabíamos por dónde empezar”
Sofía forma parte de una generación que enfrenta una epidemia silenciosa: la del sobrepeso, la obesidad y las enfermedades metabólicas q