Georgina Navarrete Ciudad de México. / 17.10.2025 12:16:00
Sin saberlo, estaba completamente quemado. Durante casi dos años, Rodrigo —padre de familia de 47— ignoró la f atiga extrema pensando que era simple cansancio; minimizó los dolores de espalda que aparecieron de repente, culpando a su colchón aunque lo cambió tres veces en menos de un año; la migraña se hizo su compañera cotidiana y una punzada en el ojo izquierdo martirizaba sus mañanas justo al despertar.
Como empleado del sector farmacéutico, sabía qué tomar para reducir las molestias, pero no atacaba el origen. Y así, un día simplemente colapsó.
Empujado por su esposa, Rodrigo había ido al médico algunas vece s cuando el dolor de espalda no cedía en días, pero los estudios de imagen y los análisis de la