Entre montañas, bosques y gargantas, el Valle del Ambroz celebra el cambio de estación con su cita más esperada: el Otoño Mágico, una Fiesta de Interés Turístico Internacional que llena de vida esta comarca del norte de Cáceres entre los meses de octubre y noviembre
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El Valle del Ambroz se esconde en el norte de Cáceres, a medio camino entre la provincia de Salamanca y la Sierra de Gredos. Lo cruzan el río Ambroz y la autovía A-66, que sigue la antigua Vía de la Plata. Es un valle corto, de apenas cuarenta kilómetros, pero con una enorme variedad de paisajes: montañas que superan los dos mil metros, bosques de castaños y robles, praderas, dehesas y pueblos encajados entre gargantas.
Lo forman ocho municipios: Abadía, Aldeanueva del Camino, Baños de Montemayor, Casas del Monte, Gargantilla, Hervás, La Garganta y Segura de Toro. Cada uno con su carácter y su ritmo, pero todos con el mismo aire, olor a tierra húmeda y madera, y los mismos colores otoñales. Aunque este verano parte del territorio se vio afectado por los incendios, el paisaje sigue ofreciendo uno de los otoños más bonitos de Extremadura.
Octubre y noviembre en el Ambroz tienen sabor a castañas asadas y olor a chimenea. Se nota en los magostos, en los puestos de miel y en las matanzas que aún se celebran en algunos pueblos. En las setas y en las nueces, y en esos caminos compartidos por vecinos y visitantes que nos llevan a disfrutar de los colores del bosque.
Pueblos con historia y con vida • Hervás, la capital del valle
El recorrido suele empezar en Hervás, el pueblo más conocido y la capital del valle. Su barrio judío, declarado Conjunto Histórico-Artístico, es uno de los mejor conservados de España: calles estrechas, casas con entramado de madera y balcones cuidados con esmero. El sonido del agua acompaña el paseo hasta el Puente de la Fuente Chiquita, mientras en lo alto del cerro asoma la iglesia de Santa María de Aguas Vivas.
En verano celebra la fiesta de Los Conversos, que recuerda su pasado sefardí, pero en otoño el protagonismo lo tienen los bosques que rodean el pueblo, como el Castañar Gallego o el Castañar del Duque, que en noviembre se tiñen de tonos ocres y dorados. • Baños de Montemayor, la villa termal
Muy cerca está Baños de Montemayor, famosa desde tiempos romanos por sus aguas termales. Aún se conservan los restos de las antiguas termas del siglo I, integradas en el moderno balneario. También pasa por aquí la Vía de la Plata, y hay un pequeño centro de interpretación que explica su historia. En sus calles abundan los talleres artesanos de mimbre y madera de castaño, una tradición que sigue viva y que forma parte del carácter del pueblo. • Segura de Toro, el origen vetón
Segura de Toro es pequeño, pero tiene una historia antigua. En su plaza se conserva un verraco de piedra, testimonio de los pueblos vetones que habitaron estas tierras antes de Roma. También quedan restos del castillo templario y una iglesia renacentista. Desde el centro del pueblo parte una de las rutas más conocidas del valle, la que lleva a los Castaños del Temblar, cinco árboles monumentales con más de quinientos años, declarados Árboles Singulares de Extremadura. • La Garganta, el pueblo más alto
El más alto del valle es La Garganta, a más de mil metros de altitud. Está rodeado de montes cubiertos de castaños y robles, y en los días claros se puede ver buena parte de la comarca desde sus miradores. La ruta El Nevero, de unos seis kilómetros, recorre antiguos caminos y pasa por el Pozo de la Nieve y el Corral de los Lobos. Es un recorrido fácil y muy bonito en otoño, cuando los colores del bosque cambian cada semana. • Aldeanueva del Camino y Abadía
Aldeanueva del Camino conserva un puente romano sobre la Garganta de la Buitrera y varios tramos de la Vía de la Plata. Su casco antiguo mantiene la estructura medieval, con dos iglesias y muchas casas de piedra. A pocos kilómetros, Abadía sorprende con el Palacio de Sotofermoso, conocido también como Palacio de los Duques de Alba, con restos de sus jardines renacentistas y vistas a la dehesa. Desde el pueblo sale la ruta del Convento de la Bien Parada, un paseo fácil entre encinas y prados. • Gargantilla y Casas del Monte
En Gargantilla las terrazas de cerezos y ciruelos cubren las laderas, y desde el pueblo se ve el Puerto de Honduras, uno de los pasos naturales hacia el valle del Jerte. En Casas del Monte, rodeado de montañas, hay varios senderos que llevan a rincones muy tranquilos, como el Castaño de Corbiche, otro árbol monumental. Ambos pueblos conservan su carácter agrícola y un paisaje que mezcla los frutales con los castaños.
Rutas para caminar entre bosques
Caminar por el Valle del Ambroz en otoño es casi una obligación. Los caminos huelen a castaña y a hojas mojadas, y los colores ocres nos acompañan de principio a fin. Hay rutas de todo tipo y grado de dificultad, por lo que es fácil dar con una que se adapte a tus gustos y necesidades.
La Ruta de los Castaños del Temblar, en Segura de Toro, es la más popular: apenas cuatro kilómetros que conducen a cinco árboles monumentales: el Retorcío, el Hondonero, el Menuero, el Bronco y el del Arroyo, algunos de ellos con más de siete metros de perímetro. Es un paseo corto, sencillo y perfecto para disfrutar de la luz suave de la tarde.
En Hervás y Aldeanueva del Camino, la Ruta del Castañar Gallego y del Castañar del Duque se adentran en uno de los bosques de castaños más grandes del sur de Europa. Son entre nueve y 15 kilómetros, según el punto de partida, y permite ver cómo el paisaje cambia del verde al cobre conforme avanza el otoño.
La Ruta El Nevero, en La Garganta, es circular y recorre unos seis kilómetros entre prados, pinares y antiguos caminos ganaderos. Es fácil y muy fotogénica, y te lleva a conocer un antiguo pozo de nieve.
Otra opción es la Ruta del Convento de la Bien Parada, en Abadía, que combina naturaleza y patrimonio: son cinco kilómetros entre encinas, con vistas al palacio ducal y a los restos del convento. Y para los más experimentados y mejor preparados, la ascensión al Pinajarro, de 20 kilómetros, lleva hasta el pico más alto del valle, a 2.099 metros, con panorámicas espectaculares de toda la comarca.
Otoño Mágico: la gran cita del valle
El Otoño Mágico del Valle del Ambroz se celebra desde 1998 y está declarado Fiesta de Interés Turístico Internacional. Este año tendrá lugar del 24 de octubre al 30 de noviembre y participan los ocho pueblos del valle. Durante más de un mes se organizan actividades de todo tipo: rutas de senderismo, carreras por montaña, talleres, conciertos, ferias de artesanía, encuentros micológicos, rutas en bicicleta, concursos de fotografía y jornadas gastronómicas.
Cada fin de semana se dedica a un tema distinto y a un municipio diferente. El ambiente es festivo, pero sin perder la esencia rural: los vecinos se implican en la organización, las plazas se llenan de puestos y los caminos de gente que viene a caminar o a probar los productos locales. Este año el lema es “bienestar natural”, y la programación completa puede descargarse en la web visitambroz.es. Un evento ideal para descubrir la naturaleza, la vida tranquila y la hospitalidad de los pueblos del Valle del Ambroz.