Estaba contento. La sonrisa en su rostro delataba la satisfacción de haber hecho un buen trabajo en el Mundial sub-20 que se jugó en Chile. Cuando el exárbitro italiano Pierlugi Collina, director de jueces de la Fifa, le puso la medalla de bronce, el técnico vallecaucano César Torres mostró un gesto de tranquilidad.

Esa presea, que llevó a que el seleccionado colombiano volviera a meterse en el podio de una copa del mundo juvenil después de 22 años, fue el desenlace de un proceso que, durante un año y siete meses, el entrenador lideró con los futbolistas que estuvieron presentes en el torneo que se jugó en territorio austral.

“Orgullosos por este tercer lugar. El tiempo hará que lo valoremos más que el presente. Es de todos los jugadores. Se lo merecen. La gloria a Dios, pero ellos lucha

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