El doble femicidio de Córdoba, cometido por Pablo Laurta , no fue un crimen aislado sino el desenlace extremo de una trama que venía escribiéndose hace años en los márgenes de Internet, y se potenció recientemente con el avance de la ultra derecha y la llegada al gobierno de Javier Milei. Lautra no fue solo un asesino: fue antes un activo militante y referente de Varones Unidos, una organización uruguaya que forma parte del entramado antifeminista rioplatense y hoy se conecta con lo que a nivel global se conoce como la manósfera, ecosistema digital donde se celebran las jerarquías masculinas, se niega la violencia de género y se enseña a odiar a las mujeres como si se tratara de un acto de defensa y justicia.

En ese universo, la masculinidad se presenta como una identidad en peligro

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