El mundo del toreo todavía sigue conmocionado por la retirada de , uno de los grandes nombres de la tauromaquia contemporánea. El diestro sevillano alejado de los ruedos, se centra en su salud mental y en disfrutar del apoyo incondicional de su esposa, Elisabeth Garrido, y sus tres hijos. «Solo quiero volver a ver su sonrisa», confesaba ella recientemente, emocionada, tras el adiós del torero.
Morante ha reconocido abiertamente sufrir un trastorno disociativo agravado por una fuerte depresión. Una enfermedad que le dio la cara con 22 años y que le ha motivado las retiradas temporales de las plazas. En busca de alivio, incluso se sometió a terapias en Miami y Portugal. La primera retirada fue en 2004 cuando explicó que el tratamiento que estaba siguiendo era particularmente fuerte pero