




LA PAZ, Bolivia (AP) — Por primera vez en su historia los bolivianos acuden este domingo a una segunda vuelta para elegir a su nuevo presidente entre el senador centrista Rodrigo Paz y el expresidente conservador Jorge “Tuto” Quiroga.
El nuevo gobierno pondrá fin a casi 20 años de administración del izquierdista Movimiento al Socialismo (MAS) de los mandatarios Evo Morales y Luis Arce que concluyen en medio de la peor crisis económica en 40 años y una fractura interna que ha llevado a ese partido a su peor derrota electoral en la primera vuelta del 17 de agosto.
El ganador estará obligado a buscar alianzas con fuerzas afines para alcanzar la mayoría en la Asamblea Legislativa y lograr una gobernabilidad que le permita encarar urgentes ajustes a la economía para revertir el déficit fiscal que ronda el 10% del Producto Interno Bruto, una inflación acumulada a agosto de 18,3%, una escasez de combustible que está afectando la producción agrícola y una recesión que el Banco Mundial prevé se extenderá hasta 2027.
Paz, de 58 años, hijo del expresidente izquierdista Jaime Paz Zamora (1989-1993), ganó sorpresivamente en la primera vuelta con 32% de los votos mientras Quiroga, 65 años, quien saltó a la política de la mano de un dictador convertido a la democracia —el general Hugo Banzer (1971-1978 y 1997-2001)— obtuvo 26%.
Esta es la primera vez que Paz se postula a la presidencia aunque tiene una carrera de 20 años en política como diputado, alcalde y gobernador de Tarija y actual senador. Para Quiroga es su cuarto intento por regresar al poder después de gobernar un año (2001-2002) tras la dimisión de Banzer. Paz pudo captar el voto desencantado con el MAS y el apoyo de sectores moderados mientras Quiroga tiene apoyo de sectores empresariales y votantes que valoran su experiencia y roce internacional.
El nuevo mandatario asumirá el 8 de noviembre. El Tribunal Supremo Electoral (TSE) anunciará al ganador el domingo en la noche con base en conteos rápidos, informó el vocal electoral Francisco Vargas.
El giro político que sumó a Bolivia a una oleada conservadora en el continente supondrá para el país andino —el más pobre de Sudamérica— dejar atrás casi 20 años de economía estatista y regresar a políticas de libre mercado y apertura a la inversión extranjera, según la oferta de los dos contendores.
Unos 7,9 millones de bolivianos están convocados a votar.