Homofonías, afinidades semánticas, ambigüedades, ambivalencias, choques de sentidos, polisemias, juegos de significado, retruécanos, juegos de sonoridades, asociaciones y duplicidades semánticas, juegos de oxímoron, proliferación de sinalefas, prefijos que se multiplican y raíces en fuga, usos agramaticales, matices temporales, significados indecidibles, quiasmos, juegos fonéticos, errancia de los signos, plurivalencias, palíndromos, pleonasmos, homonimias, aporías, y algunas otras complejidades más, para decirlo de una vez, que componen y descomponen (a la vez) este texto ejemplar –si eso es posible– de la diseminación derridiana. Todo lo cual, de modo sinuoso y delirante, eleva a cierto reino posmetafísico, donde el mundo estalla en innumerables horizontes, a la traductora –Ana Levstein–
De parte de las cosas

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