Viajemos en el tiempo hacia 1987. Fue ese año que Fernando B. y Graciela D. se conocieron. Ella estaba en tercer año y por cumplir los 16. Él cursaba quinto en el mismo colegio y tenía 17. Si bien Fernando era compañero del hermano de Graciela, fue un amigo en común quien los terminó uniendo. El amor naciente se selló formalmente con un beso el día del cumpleaños de 16 de ella: el domingo 25 de octubre, en un boliche de Berazategui, en una especie de lo que ahora llamaríamos “matiné”, eventos donde solían sortearse viajes de egresados. Y el amor que los atravesó fue fulminante.

Resistencia intramuros

Fernando cuenta que con su compañero y hermano de Graciela eran “como el agua y el aceite. Te hago una metáfora musical… él era Rolling Stones y yo era Beatle, ¡muy distintos”!. Pero no

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