Todos venimos de una madre, realidad que nos iguala y nos recuerda nuestro origen común.
Antes de tener nombre o historia, fuimos parte del cuerpo de una mujer que nos dio el primer impulso de vida; sin su sí (consciente o inconsciente), simplemente hoy no estaríamos aquí, a ella le debemos la vida.
Bert Hellinger decía que la madre es el origen de todo movimiento hacia la vida; de ella recibimos el cuerpo, el alimento, el abrigo, el ritmo del corazón; a través suyo nos llega la fuerza que luego nos empuja a crear, amar y existir; pero ¿qué pasa cuando el vínculo con la madre no fue fácil? ¿Qué ocurre cuando quedaron heridas, ausencias o silencios que todavía duelen?
Hellinger enseñaba que no podemos tomar plenamente la vida si no tomamos a la madre, tal como fue; no significa aprobar t