Por María Laura García

¿Cuántas veces te has sentido tan cansado(a) que dices: «Es que no puedo con mi alma»? Esta fatiga no es solo física; es un agotamiento emocional que cala hasta los huesos. Y en nuestro contexto, ser venezolano le añade una capa de dureza implacable ¿Estás de acuerdo?

Llevamos años atravesando situaciones difíciles, pero lo verdaderamente tenaz es la obligación de callar el malestar. No podemos quejarnos porque puede resultarnos costoso. Si estamos mal y no podemos desahogarnos, la carga emocional se vuelve insoportable.

Si al ciudadano de a pie le resulta duro, imagínense lo que esto representa para un periodista. Nuestro trabajo es visibilizar, no omitir; contar la verdad, no callarla. La angustia de tener que «hacer como si nada» mientras ves y cuentas la reali

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