Era una tarde especial. Distinta. Porque el partido, que finalmente significó una alegría para Belgrano y una tristeza para Boca, en realidad estaba en un segundo plano al principio. El pueblo xeneize fue a la Bombonera para ver a su equipo, obviamente, pero antes de eso, para homenajear a Miguel Ángel Russo, en el primer partido de local luego de su fallecimiento.

La dirigencia del club y la hinchada prepararon un acto emotivo: la pantalla principal proyectó imágenes de Miguel, hubo un mosaico y banderas con mensajes, y las canciones fueron acompañadas por largos aplausos que resonaron por toda la cancha. La familia del técnico estuvo presente y recibió un reconocimiento en el campo de juego; muchos jugadores lucieron brazaletes y una remera conmemorativa con la cara del histórico entren

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