Bolivia atraviesa una jornada electoral que marca un punto de inflexión en su historia democrática. Por primera vez en dos décadas , el país define su presidencia entre dos candidatos de orientación derechista , dejando atrás un largo ciclo de gobiernos socialistas que dominaron el escenario político desde principios del siglo XXI. Este balotaje, además de inédito por su configuración ideológica, se desarrolla en un contexto de profunda crisis económica que desplazó otros temas de la agenda pública.

La segunda vuelta electoral, prevista en la Constitución vigente desde 2009, se activa cuando ningún candidato alcanza el umbral del 50 % de los votos válidos o el 40 % con una diferencia de al menos diez puntos sobre el segundo. En las elecciones generales del 17 de agosto, Rodrigo Paz

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