Estiramiento facial: un camino lleno de decisiones
La recuperación de Emily ha sido todo un reto. Aunque los moretones y el dolor comenzaron a desvanecerse en las primeras semanas, le llevó seis meses recuperar la sensibilidad en algunas áreas de su rostro. Al preguntarle si se haría la cirugía nuevamente, Emily se muestra dudosa.
“Desde que me operé, he transformado mi vida. Estoy más saludable, bebo menos, cuido mi piel y duermo mejor”, confiesa. Sin embargo, añade: “Si hubiera sabido lo que sé ahora, quizás no lo habría hecho”. Lo curioso es que su mamá no se enteró de la cirugía hasta días después, cuando ella se lo contó.
A pesar de las dudas, Emily reflexiona y dice: “Solo quería ser la mejor versión de mí misma, y creo que lo he logrado”.
Las cifras de la Asociación Británica de