La misma tuvo un notable auge en la I Guerra Mundial y, concluida la misma, se multiplicaron los intentos por establecer distintos récords con estas novedosas máquinas, las que mejoraban sus prestaciones sostenidamente.

Por caso, entre el 20 y el 21 de mayo de 1927, Charles Lindbergh se convirtió en el primer hombre que cruzó solo el Atlántico al unir Nueva York y París en 33 horas y 32 minutos, volando sin interrupción 3600 millas (unos 6670 kilómetros), que hacen parecer insignificantes los 37 metros que, durante 12 segundos, Orville Wright había completado casi 24 años antes.

Asimismo, otra de las marcas que se perseguían era la del vuelo más largo sin aterrizar. HERMANOS HUNTER 1

John (izquierda) y Kenneth Hunter establecieron el por entonces récord mundial de vuelo ininterrumpid

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