Hablar de María Fuell es hablar de un territorio que canta. Su voz no solo interpreta canciones, interpreta montañas, ríos, volcanes y memorias. Al escuchar su música, es imposible no sentir el calor del Galeras , el frío místico de La Cocha , el viento nostálgico de las montañas nariñenses , el calor del hogar , los recuerdos del carnaval y el espíritu de un pueblo que resiste y se reinventa .
Desde lo más profundo del sur colombiano, María ha logrado llevar el nombre de Nariño a la escena nacional, consolidándose como una de las voces más prometedoras del nuevo pop colombiano con alma andina. Es artista, es emprendedora, es símbolo. Y aunque hoy Bogotá la aplaude, nunca olvida que su raíz está en el sur, donde aprendió que la música también es territorio, resistencia y i