La defensa ha dejado de ser un asunto marginal para convertirse en una prioridad de primer orden en Europa y en España. La invasión rusa de Ucrania, el retorno de la competencia geopolítica entre grandes potencias y la incertidumbre sobre el compromiso estadounidense con la seguridad europea han reavivado el debate sobre si Europa es capaz de defenderse por sí sola o si podría mantener a Ucrania a flote ante un hipotético abandono estadounidense.
En este contexto, la OTAN ha acordado en su última cumbre de La Haya aumentar el gasto en defensa hasta el 3,5 % del PIB en un plazo de diez años. La UE, por su parte, ha lanzado nuevas iniciativas para revitalizar su base industrial y tecnológica en defensa. Si bien España se ha desmarcado de los objetivos de gasto de La Haya, nuestro país no es