La hinchada del Deportivo Cali protagonizó diversos episodios de violencia —invasiones de cancha, agresiones a jugadores, enfrentamientos con la policía— que generaron sanciones para el club, tribunas cerradas y un ambiente hostil en casa. Estos incidentes afectan directamente al rendimiento del equipo al crear distracción, presión extra y pérdidas económicas. Además, el cuerpo técnico reconoció públicamente que el mal comportamiento de los seguidores está perjudicando al plantel y entorpeciendo su recuperación en el torneo. El resultado es que el club no sólo batalla dentro de la cancha, sino también con las consecuencias de esos actos que deberían fomentar el aliento, no el caos.
La violencia de la hinchada del Deportivo Cali perjudicó a su propio equipo

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