Adonald Trump se le subestimó el talento político. La capacidad de resistencia, política y jurídica, del sistema constitucional norteamericano ha sido por su parte sobrevalorada. Tanto como el supuesto vigor democrático de su sociedad. Que la Corte Suprema interpretara en Trump v. United States que el presidente, en el ejercicio de sus funciones, no está sometido a la ley, es el mejor exponente del estado de corrosión de este sistema. Por otro lado, la llamativa ausencia de una gran movilización cívica frente a un presidente que perpetró un intento de golpe de Estado y hace suyo el lema “quien salva a su país no viola ninguna ley”, deja ver las costuras de una sociedad civil en parálisis democrática, temerosa. También, de una oposición política narcotizada por el narcisismo de las identida
“No Kings”

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