En un mundo que presume de avances tecnológicos y sociales, Sandra, una niña de 14 años, desistió de la vida el pasado 15 de octubre en Sevilla , víctima de un acoso escolar implacable que nadie detuvo a tiempo. Sandra, una adolescente llena de sueños, con una sonrisa inmensa, soportó en su colegio insultos, burlas y aislamiento. Su familia denunció el bullying repetidamente, pero el centro educativo, en una negligencia imperdonable, no activó el protocolo antiacoso. Desesperada, comenzó a autolesionarse, pidiendo ayuda en silencio. Finalmente, desde el balcón de su hogar, decidió poner fin a un sufrimiento que era insoportable. Esta no es solo una noticia; es un puñal al corazón de nuestra sociedad, un recordatorio brutal de que el acoso no es una “cosa de niños”, sino un veneno que mat

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